La Pluma rinde homenaje a la obra de Franz Kafka en el centenario de su muerte

Hoy se conmemora el centenario de la muerte de Franz Kafka, reavivando el interés por su vida, obra y el destino de sus manuscritos a través de publicaciones, series y exposiciones.

Franz Kafka: 100 años del fallecimiento del escritor praguense más famoso

Sus libros se han traducido a cientos de idiomas de todo el mundo. Él mismo es uno de los escritores más famosos de Chequia y su nombre está inseparablemente ligado a Praga. Franz Kafka escribió libros como El castillo, El proceso y su famoso relato La metamorfosis. Hoy, 3 de junio, se cumple el centenario de su fallecimiento.

El Franz Kafka conocido y desconocido

Los libros de Franz Kafka se leen desde Nueva York hasta Tokio. El retrato de Kafka fue realizado por el famoso artista pop Andy Warhol y las ideas de Kafka han inspirado a otros gigantes de la literatura como Albert Camus, Jean-Paul Sartre y J. D. Salinger. El popular escritor japonés Haruki Murakami rindió homenaje a este excepcional autor checo en su libro “Kafka en la costa”, y el padre de la película Alien – el octavo pasajero, el artista de fama mundial H. R. Giger, también rindió tributo a Kafka en su obra no convencional.

Una interesante oportunidad para conocer el legado de Kafka es la exposición del Centro de Arte Contemporáneo DOX de Praga. Antes llevaba el nombre KAFKAesque (hasta el 22 de septiembre de 2024).

Franz Kafka nació en el seno de la comunidad judía alemana 3 de julio de 1883 en Praga, ciudad que amaba, y en donde pasó toda su vida. El lugar y su atmósfera le inspiraron y, hasta hoy, puedes encontrar las huellas de Franz Kafka en muchos sitios. Durante toda su vida no contó con el favor del mundo del arte y no se ganaba la vida como escritor. Incluso le pidió a uno de sus amigos que quemara todos sus manuscritos. Por suerte no le hizo caso y, gracias a ello, podemos seguir disfrutando hoy en día de su mundo fantástico y su humor tenebroso. Su herencia literaria le sobrevivió y, tras su muerte, se hizo mucho más famoso de lo que lo era en vida.

Los lugares en los que se respira el alma de Franz Kafka

Un paseo por los lugares por los que paseaba Franz Kafka, es una experiencia inolvidable, no solo para aquellos que admiran su obra. Kafka, que practicaba la religión judía, solía frecuentar la Sinagoga Vieja-Nueva, también le gustaba pasear por el Puente de Carlos y su persona está indisolublemente ligada al Clementinum, donde durante sus estudios solía ir a clases y a la biblioteca. Con sus padres vivía justo al lado del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, desde allí estaba a un paso de su instituto, que estaba en el actual Palacio Kinsky, donde en la actualidad se encuentra la Galería Nacional.

De vez en cuando, Kafka también iba a tomar un café con sus amigos al Café Savoy en Petřín o al Café Louvre al lado del Teatro Nacional. Estos dos cafés históricos han conservado la misma atmósfera, y su ambiente consigue transportarte cien años atrás.

Monumento a Franz Kafka del escultor Jaroslav Róna, calle Dušní en el Barrio Judío.

Y, ¿dónde ver a Kafka hoy en día?

Visita, por ejemplo, el Museo de Franz Kafka en Praga, donde podrás ver algunos objetos personales del genio literario. Se encuentra en el edificio Hergetova cihelna en Malá Strana, a tan solo unos pasos del Puente de Carlos. Una parte del museo es la tienda con una selección completa de la obra y los libros biográficos de Kafka. Y no te olvides tampoco de ir a Quadrio, junto al Teatro Nacional, donde encontrarás una impresionante estatua de Franz Kafka de David Černý.

El castillo de Kafka existe

Kafka comenzó a escribir su última novela, El castillo, en la estación de montaña de Špindlerův Mlýn, en el hotel Koruna. Allí confundieron el nombre de Kafka. En el cartel del vestíbulo ponía Josef K., el nombre que Kafka utiliza en la novela. Se dice también que el precursor del castillo misterioso puede haber sido el castillo y palacio de Frýdlant o aquél en el pueblo de Siřem, donde Franz Kafka llegó en septiembre de 1917 poco después de que los médicos confirmaran su diagnóstico de tuberculosis laríngea.

Franz Kafka falleció el 3 de junio de 1924 en un sanatorio de Kierling, cerca de Klosterneuburg, en la Baja Austria. Vivió sólo 40 años.

CzechTourism, 3 de junio de 2024

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100 años de la muerte de Franz Kafka: Homenajes, disputas y revelaciones
Este 3 de junio se cumplen 100 años de la muerte de Franz Kafka. El centenario ha suscitado una serie de publicaciones y actos que reconstruyen la vida y la obra de uno de los escritores más emblemáticos del siglo. En este contexto, vuelve a la pregunta recurrente de a quién pertenece la obra del autor de ‘El proceso’.
Kafka’ de David Zane Mairowitz, uno de los varios libros que se han publicado sobre el escritor. – Foto: EFE
En ‘Kafka’, la serie de televisión de la Primera Cadena de la Televisión Alemana (ARD) con libreto del novelista austriaco Daniel Kehlman y asesoría del biógrafo del escritor Rainer Stach, hay una escena en la que Max Brod, amigo y albacea del escritor, deja precipitadamente la entonces Checoslovaquia después de la invasión nazi.
En la frontera su equipaje es registrado y los guardias de fronteras se burlan de unos manuscritos. Brod partía hacia el exilio. La herencia de Kafka también se iba con él hacia el exilio, a Palestina.
A la serie se pueden agregar varias exposiciones, una de fotografía en la Staatsbibliotek de Berlin y otra en el Museo Judío sobre sus hermanas, publicaciones como un ensayo biográfico de Rüdiger Safranski y ciclos de artículos sobre el autor de La Metamorfosis en diversos diarios.
Las patrias soñadas Franz
Kafka nació en Praga el 3 de julio de 1883 y murió el 3 de junio de 1924, a los 41 años.
Su cuerpo está enterrado en uno de los cementerios judíos de la capital checa, pero a lo largo de su vida soñó también con otras patrias imaginadas.
Una de ellas fue Palestina, al menos durante el tiempo de su romance con Felice Bauer que lo puso en contacto con el movimiento sionista.
Estatua de Franz Kafka creada por el artista David Cerny, en Praga, República Checa. EFE

Otra de sus patrias imaginadas era Berlín, donde viviría hacia el final de su vida con su último amor, Dora Diamant.

Berlín lo atraía como capital de la lengua alemana, en la que escribía, y antes de la Primera Guerra Mundial estuvo cerca de trasladarse, animado por el novelista Robert Musil, y dejar atrás Praga y todo lo que ello significaba, como su trabajo como abogado en una agencia de seguros.

Los personajes de Kafka
Los personajes de Kafka son gente que también está buscando otra cosa. El secreto de un poder aparentemente omnímodo, como el K. de ‘El castillo’, saber al menos de qué se le acusa, como Joseph K. en ‘El proceso’ o, en medio de un peregrinaje que empieza con el destierro, un lugar donde todo funcione armónicamente, como Karl Rossmann en ‘América’.

Ninguno de ellos encuentra lo que busca. Kafka tampoco encuentra un final que lo deje satisfecho para sus tres grandes novelas que él consideraba en el momento de morir que se habían quedado en fragmentos.

Quemar los manuscritos
La última voluntad de Kafka, que le pidió a Brod, fue que quemara sus manuscritos. Eso no se cumplió y ha dado origen a leyendas innumerables.
El destino de los manuscritos de Kafka -que han tenido un largo peregrinaje- ha dado origen a mitos y disputas.

Cuando Brod murió, en 1968, su secretaria Esther Hoffe heredó los manuscritos. En 1988 subastó parte de ellos, entre los que estaba el manuscrito de ‘El proceso’ que fue adquirido por el Archivo de Literatura Alemana de Marbach.

Desde Israel hubo reclamos, pues hay quienes consideran que el manuscrito salió ilegalmente del país.
Las cartas de Kafka a Max Brod y otros documentos están en Jerusalén. El manuscrito de ‘El Castillo’ en Oxford.
Además, el destino de los originales de las cartas a Felice Bauer, que ella vendió a la editorial estadounidense Shocken cuando pasaba apuros económicos, se desconoce después de que fueron subastadas.
El director del archivo de la Biblioteca Nacional de Israel sostuvo, en una entrevistas con el diario judío alemán “Jüdische Allgemeine”, que a Kafka no se le puede reducir a una sola nacionalidad.
“Es un hecho que culturalmente representa una mezcla. Tenía origen judío, vivía en Praga, en un país que desde 1919 tenía el checo como idioma nacional, su literatura la escribía en alemán, pero la correspondencia de trabajo parte en checo”, agregó.
La muerte temprana de Kafka, por una tuberculosis, lo libró de vivir el destino de millones de judíos centroeuropeos, lo que no puede decirse de sus hermanas Ottilie, Valerie y Gabriele, asesinadas en los campos de concentración nazis y a quienes el Museo Judío de Berlín dedica una exposición.

Fuente:  Primicias, 3 de junio de 2024

Varios autores

Editado por María Piedad Ossaba
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